EL RIESGO DE CONTRAPARTIDA
Tradicionalmente, se han considerado dos tipos de riesgos financieros: el riesgo crediticio o de impago y el riesgo de mercado, que se refiere a las variaciones en los precios de la cartera que pueden ir en contra del inversor. Sin embargo, hay otro riesgo muy relevante que a menudo se pasa por alto. Este riesgo, conocido como riesgo de contraparte, fue el principal responsable del colapso de los mercados financieros durante la crisis de 2007-2008.
A diferencia de lo que se cree comúnmente, este riesgo no estaba relacionado con el riesgo crediticio derivado de las hipotecas subprime y otros préstamos, sino que se materializa en los contratos de derivados. Los cálculos tradicionales basados en nociones de impago, como los préstamos, no son suficientes para medir este riesgo, ya que la exposición (es decir, lo que se puede perder si la contraparte no cumple) es completamente aleatoria. Este riesgo es difícil de gestionar, ya que tiene una doble naturaleza: es tanto un riesgo crediticio como un riesgo de mercado. Actualmente, se está trabajando en técnicas bastante complejas para gestionar este riesgo, incluyendo ajustes como AVA, FVA, KVA, y el famoso CVA (Ajuste de Valoración de Crédito). Este último se utiliza para valorar los derivados y medir el riesgo de contraparte, ya que se basa en un marco de riesgo neutral. Según las estadísticas, este riesgo ha comenzado a aplicarse en las entidades financieras más grandes dentro del marco de Basilea III.